Laponia - Día 3: Noruega y el océano ártico

17.03.2017

¡Noruega nos espera! Hoy tenemos un increíble plan, viajamos hasta Noruega para podernos bañar en el océano ártico, pero para eso primero nos esperan 4h de bus hasta llegar a Bugoynes (Noruega), un pequeño pueblo al norte del país. 

Hacemos una parada a mitad de camino para disfrutar de las
 hermosas vistas

Costa del ártico
Durante el camino hemos parado a visitar una vila de 4 casas de madera que dan lugar a un museo al aire libre que representa un antiguo pueblo sami.

Iglesia del pueblo

Entrada a una casa cubierta de nieve

El paisaje precioso

De vez en cuando en la carretera tenemos que reducir la velocidad porque nos cruzamos con renos en medio de la carretera. También hemos visto a una águila como sobrevolaba la zona buscando una presa. 

Bugoynes es un pequeño pueblo de unos 200 habitantes situado en una cala del océano ártico. Es un pueblo tan pequeño que no tienen ni médico, ni policía y solo tienen dos supermercados.
Cuando llegamos al pueblo una señora de unos 70 años entra al bus para darnos la bienvenida y nos cuenta su historia, la forma en la que habla y el mensaje que transmite realmente te emociona y te alienta a vivir tu vida como tu quieras, haciendo lo que te apasiona, disfrutando de la naturaleza en su máximo esplendor.

Cala de Bugoynes

El puerto está bien nevado

Todas las barcas cubiertas de nieve

Vamos a la sauna, una sauna para unas 40 personas y cerca del océano para poderse bañar. La sauna está muy caliente, tanto que ¡los asientos te queman el culo cuando te sientas! Hay tantas  personas en la sauna que enseguida empiezo a sudar y a tener mucho calor, así que llega el momento de salir y ¡¡bañarse en el ártico!! Fuera de la sauna ya hace suficiente frío, cuando llego a la orilla de la playa y me saco las chanclas siento la arena fría en mis pies. Las extremidades, sobretodo los pies, es lo peor. Está vez no me lo pienso cómo en el lago, y salgo corriendo hacia el agua, entro los pies y sigo corriendo, quiero mojarme todo el cuerpo para equilibrar el frío, y cuando ya el agua me llega a las rodillas ¡me zambullo de cabeza! El agua está congelada, pero como tengo mis raíces vascas aguanto un poquito (no mucho más). Al salir no me siento los pies, es un gran alivio ponerse las chanclas. La sensación es similar a la del lago, siento como me pincha todo el cuerpo, es como si formaran una capa protectora que me aislara del frío y me da una sensación agradable. Cuando está sensación se empieza a desvanecer vuelvo corriendo hacia el agua a por otro chapuzón express. Al salir voy directa a la sauna, hay cola para entrar.. pero consigo hacerme un hueco y en 5 minutos ya estoy dentro sentada. 
Supervivientes después de habernos bañado

Se empieza a vaciar la sauna y entra la señora que nos ha dado la bienvenida y se pone a contarnos historias que han pasado en el pueblo. 
  • Una de las historias, muy divertida, cuenta que una vez una águila cogió a una niña de 3 años y se la llevó a su nido. Tuvieron que llamar a los bomberos del pueblo de al lado para rescatarla
  • Otra historia cuenta que hace aproximadamente 50 años se encontraron aproximadamente 30 ballenas en la costa de la playa, y que tuvieron que ayudarlas a volver mar a dentro. Cuenta la señora que ella y los voluntarios que las ayudaron pudieron ver en las miradas de las ballenas el agradecimiento que sentían y que al irse se despidieron con la cola.
  • La última historia que nos contó, y para mi una de las que más me hizo reflexionar, dice que un amigo suyo una vez se encontró una ballena muerta en la playa y que cuando la abrieron vieron que tenía 30 bolsas de plástico dentro...
Yo no se si estás historias serán ciertas o no, pero si que me gustaría que nos paráramos a reflexionar sobre cómo cuidamos la naturaleza y qué acciones podemos en nuestro día a día tomar para disminuir el impacto que estamos creando.

Con este sentimiento de sentir y amar la naturaleza vuelvo hacia el agua, esta vez estoy mucho más tiempo nadando e intentando aguantar el frío, quiero llevar mi cuerpo al límite. Los pies es donde me cuesta más aguantar el frío, y empiezo a sentir un frío duro, así que decido salir. Me encanta esta sensación cuando salgo del agua tan fría, el paisaje es hermoso, esta todo blanco, y de repente se pone a nevar. Tengo bastante frío en los pies así que decido ponerme a correr por la arena, y de repente me doy cuenta que soy la única que está en la playa, que no hay nadie más y que tengo toda la playa para mi sola. Aún no he entrado en "calor" pero vuelvo corriendo hacia el agua, me encanta sentir que es toda para mi, siempre me ha encantado esta sensación de estarse bañando sola en una playa. Esta vez paso tanto tiempo en el agua que realmente siento un dolor muy fuerte en mis pies, o más bien dicho, no los siento, siento los dedos hinchados, en contacto entre ellos y a la vez no siento nada. Me pongo las chanclas y empiezo a andar para entrar en calor, tengo el brazo rojo con algunas manchas blancas de los copos de nieve. Vuelvo a la sauna para recuperar un poco la sensibilidad y poco a poco mi cuerpo vuelve  a la normalidad otra vez.

Empieza a nevar mientras nos bañamos

Corriendo para salir del agua

Después de esta experiencia única vamos a comer a un restaurante del pueblo que nos preparan una comida deliciosa; y ya volvemos hacía el bus para regresar a casa, 4h más de camino. Durante el camino  vemos una película que cuenta la historia de Santa Claus y que está grabada en la vila en la que hemos parado. La verdad es que siento una gran felicidad interior después de este gran día. 

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